El extraño caso de la última botella de agua y el último chicle del mundo

Permítanme que les cuente la historia del ultimo paquete de chicles de Madrid … bueno, tal vez de España… que demonios, ¡del Mundo! Porque no si así se entiende que en el hotel Atocha de la cadena Rafael Hoteles te cobren 3,55 € por un paquete de chicles, o 5,90 € por una botella de agua de litro y medio. Y es curioso, porque justo delante hay un «chino», es decir, el antiguo ultramarino o la tienda de los desavios de toda la vida, pero regentado por una familia asiática, que en nuestro común afán por generalizar (y con un rato de maldad o xenofobia incluso) llamamos «chinos».

¿La WIFI es un «comodity»? ¿El agua es un lujo y un bien escaso? ¿Y que me dicen de los chicles? En fins…

Chicle mas caro del mundo
Chicle mas caro del mundo

Y otra incongruencia que tampoco entiendo: la wifi del hotel es de pago, pero si te conectas via cable, es gratis ¿Que pasa? ¿Que se gastan las ondas?

6 respuestas en “El extraño caso de la última botella de agua y el último chicle del mundo

  1. Vicente de Pablo

    Yo llevo en la mochila un airport express. La utilidad de generar una wifi en un momento en un hotel parece un poco tonta pero una vez que lo pruebas no lo es… Me ha sacado de más de un apuro también en oficinas y reuniones. Estar en una sala con un solo enchufe a la red por cable es un clásico.

  2. Aaron Medina

    No me preguntes cómo he llegado hasta aquí.
    He dado varias vueltas por el blog y ya no estoy ni convencido de cómo ha sido.
    Creo que ha sido por un post sobre PEPEPHONE (que al igual que este, me gustaría discutir contigo como ORGULLOSO Y SATISFECHO CLIENTE DE PEPEPHONE, pero habiendo leido tu post veo que discutir sería absurdo).

    Sobre lo que comentas en relación al precio de los «consumibles» relacionados con la RESTAURACIÓN, no diré nada.
    Por todos es sabido que en el mundo de LA RESTAURACIÓN el precio de los productos se infla (a veces en exceso).
    Ello tiene una razón de ser, y es que en el mundo de LA RESTAURACIÓN, a un margen del producto tangible que se ofrece (generalmente alimentos) el precio no es SÓLO por ese producto que recibes, sino por el SERVICIO.

    Esos chicles y esa botella de agua, valen lo que valen, pero no aparecen en tu mesa, o en la nevera del minibar de tu habitación de hotel POR ARTE DE MAGIA.
    Estan a tu alcance porque alguien se ha encargado de TENERLOS A TU DISPOSICIÓN, POR SI TE APETECEN.
    Y estan a tu disposición por si te apetecen EN ESE MOMENTO, Y EN ESE LUGAR, es decir: en tu habitación de hotel, en la recepción, en el comedor, o en el SPA… NO EN LA TIENDA DE LOS CHINOS («ultramarino de toda la vida»).

    Si te parece que el precio es caro (no digo que a veces no parezca abusivo) te calzas los zapatos y te vas al ultramarino, es así de sencillo.

    Y EN RELACIÓN AL WIFI:
    Desconozco las pruebas técnicas que has realizado para llegar a esa conclusión sobre la gratuidad o no del wifi y de la conexión por cable.
    Lo que si debo decir (hablando con conocimiento de causa) es que una INFRAESTRUCTURA INALÁMBRICA 802.11 («wifi, de toda la vida») cuesta dinero, y mucho.
    Cuesta dinero su instalación, y cuesta dinero su mantenimiento.
    Alimentar un hotel con WIFI no es tan sencillo como poner un router en la recepción, hay que instalar un sinfín de dispositivos, repetidores y sistemas de seguridad que ni te imaginas. Y eso suele gestionarlo una empresa externa.

    En los hoteles suelen coincidir personas de toda índole. Desde particulares hasta empresarios y ejecutivos. No es lo mismo que tu hijo quiera conectarse a internet con el portatil para consultar facebook, a que un empresario NECESITE conectarse a la red privada de su empresa para utilizar aplicaciones corporativas a través de una CONEXIÓN SEGURA.

    Las necesidades son distintas, y la seguridad y fiabilidad es lo que manda. Y eso tiene un precio.

    Si no te parece bien, más de lo mismo. Ya sabes donde anda el ultramarino, lo mismo el «chino» le está pinchando el wifi al vecino y te deja compartirlo desde la trastienda.

    Un saludo.

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